Yamaha, el mayor fabricante de instrumentos del mundo, ha puesto en marcha el Yamaha Entertainment Group un sello start-up con la misión de ‘hacer crecer la marca y convertirla en tan reconocible como Coca-Cola o McDonald’s‘. La marca los tres diapasones fabrica pianos, tambores, guitarras, instrumentos de viento y de metal, violines, violas y violonchelos además de semiconductores, productos audiovisuales, artículos deportivos, metales, robótica y por supuesto, motocicletas.
Su presidente, Chris Gero afirma que crear un sello discográfico ‘se trata de un paso lógico. Ahora estamos más implicados con los artistas y sus vidas. Se trata de una sinergia natural‘. Según el profesor de Music Business David Herrera de la Belmont University en California ‘Toda marca que esté orientada a un segmento concreto del mercado puede convertirse en discográfica. La edad, el estilo y los gustos afectan de forma directa a nuestras compras por lo que cualquier producto tiene una audiencia definida a quién ofrecer música directamente puenteando las discográficas‘.
Pero no es sólo la asociación directa la que ha seducido a las marcas a entrar en el negocio de la música. El gigante deportivo Converse ha inaugurado recientemente un estudio de grabación en Brooklyn llamado Rubber Tracks en el que músicos de cualquier estilo pueden disponer de sus salas de forma gratuita.
La compañía también les permite promocionar su música y contenido relacionado a través converse.com y sus canales sociales y -potencialmente- llegar a millones de personas. A pesar de ser una empresa de calzado deportivo, la asociación de las míticas ‘All Star’ con famosos rockeros como Kurt Cobain o Billie Joe Armstrong de Green Day contribuyen al matrimonio Converse y Rock.
Otras marcas como Heineken y Pepsi han creado sus propios sellos discográficos y tratan de usar la música para conectar con los consumidores de forma más directa con mayor o menor éxito. Las marcas están pues, cada vez más, invadiendo territorios del negocio en los que antes sólo actuaban discográficas y promotoras. En los últimos años, muchos artistas han tenido que recurrir a las marcas por el apoyo financiero y de marketing necesario para poner en marcha o continuar con sus carreras. Para ser económicamente viable en el actual entorno competitivo de la música inevitablemente tienen que recorrer patrocinio y exposición a través de la publicidad.
De todos modos, si bien los recursos financieros están en manos de las marcas, el negocio de la música requiere conocimientos, habilidades y experiencia que siguen en posesión de las discográficas y promotoras. Nos encontramos en un periodo de transición pero se está forjando una nueva generación de profesionales expertos en música y branding que viene a sustituir las antiguas generaciones de ejecutivos.
En unos años es posible que vivamos en un mundo donde toda gran marca cuente con un departamento de música o sello discográfico propio. Artistas, Fans y Marcas: Las marcas patrocinan sus carreras y los artistas les ofrecen la fuerza emocional necesaria para conectar con los usuarios a otro nivel. ¿Quién es el que realmente sale ganando en este trio? ¿Quizás todos ellos?